El martes pasado, sin anuncio previo, el presidente Mauricio Macri sorprendió a los catamarqueños. No fue necesario que acudiera a los medios de comunicación más potentes de la provincia para hacerse escuchar en toda la Nación y, aún, en el exterior.
Eligió una humilde radio de la villa veraniega de El Rodeo para trasmitir sus pensamientos a través de las preguntas que le realizara Carlos Vega, el propietario de la Niquixao, una emisora próxima a cumplir 25 años de existencia.
El Jefe de Estado, esta vez, no se detuvo en banalidades como las de expresar sus estados de ánimo respecto a un partido de fútbol, por más superclásico que sea. Dijo cosas importantes, como que está dispuesto a seguir gobernando a los argentinos hasta 2023. De hecho, este dato se repicó durante toda aquella jornada por los canales metropolitanos y los principales portales del mundo.
En su larga exposición, asimismo, habló generalidades de nuestra provincia, pero en medio de ellas filtró anuncios aterciopelados para los oídos de los catamarqueños.
La minería y Agua Rica
Tras destacar datos sobre las exportaciones futuras de arándanos o aceite de oliva, Macri fue al punto que más interesa en términos económicos y políticos. Habló de la minería y la realidad del litio. Pero también confirmó los planes de la Alumbrera para hacer minería subterránea y, lo más trascendente, dijo que Agua Rica es posible y puede generar cientos de empleos para los habitantes del oeste catamarqueño.
El proyecto de referencias, ciertamente, tiene que ver con el futuro de Catamarca que, con el final de la explotación a cielo abierto que llevaba adelante Alumbrera, se va a quedar por un par de años sin utilidades netas y regalías, lo que afectará no solo al gobierno, sino a los distintos municipios.
Entonces, pensar en Agua Rica es poco menos que una obviedad para todos los catamarqueños y los pueblos del Oeste ?Andalgalá, Belén y Santa María- en particular, aun por encima de dicotomías como que Macri apoye el proyecto y la UCR de Catamarca, que tiene como presidente al intendente de Andalgalá, se oponga a activar minería con preservación ambiental.
Sobre la última cuestión, a esta altura del tiempo, hay que analizar la minería con los números de la realidad. Aquellos jinetes del apocalipsis que anunciaban muertes a raudales por procesos cancerígenos se tendrían que coser la boca. En los últimos 20 años, que coinciden con la explotación del Bajo la Alumbrera, los registros oncológicos fueron para abajo.
Si el proyecto Agua Rica está parado en la Justicia o tiene en estudio un nuevo informe de impacto ambiental, sería muy bueno alinearse con la opinión del presidente que, en este tipo de acuerdos, negocia con los inversionistas internacionales.
Más claro. Si la empresa Yamana, propietaria del yacimiento, garantiza el cuidado del medio ambiente como lo supo hacer Alumbrera, de la cual es socio minoritario, hay que darle las llaves de la producción, tal como se hizo con los áreas de Cerro Atajo que, del litigio judicial, pasó a ser parte de los activos provinciales y, teórica y prácticamente, tienen asegurada la explotación con independencia de los resultados electorales del año 2019.
Gane quien gane en Catamarca, las garantías de continuidad no están puestas en duda porque las cosas, por fortuna, funcionan como política de Estado en este rubro.
La ruta de los sueños
La segunda noticia, o sea la mala, también está relacionada a los pueblos mineros, Belén y Andalgalá. La ruta 46, que los une, puede sufrir demoras en su inauguración por la falta de remisión de fondos del gobierno nacional.
Como lo afirmamos en su momento, esta ruta no es un camino cualquiera al que había que mejorar, pavimentar o repavimentar. Nada que ver.
Había que construirla de cero y, más allá de eso, tiene un significado histórico que, posiblemente, las autoridades nacionales del momento ignoren.
Todos los andalgalenses y belichos, en cambio, saben el valor de la ruta. Lo saben porque para ir de una cabecera a la otra tienen que hacer más de 300 kilómetros, penetrando en tierras riojanas, cuando en forma directa hay solamente 70 kilómetros de distancia.
Se trata, en definitiva, de un viajo sueño por el que apostaron varias generaciones, muchas de las cuales dejaron este mundo sin poder ver los inicios de la obra a la que ahora no se le está prestando la atención que merece.
Sabemos que el trazado es impresionante. Los 52 kilómetros de ruta, aparte de la flamante cinta asfáltica, incluyen nada menos que siete poderosos puentes y más de doscientas obras de arte, lo que lleva el costo de la obra a valores cercanos a los 2.000 millones de pesos.
Semejante costo se compadece con más de 50 años de abandono. Los viejos comerciantes, empresarios, dirigentes y hasta periodistas de estos pueblos son conscientes de la impotencia que significaba no tener esta corta travesía y, vaya ironía, cuando por razones presupuestarias, habían perdido las esperanzas, surgió la feliz idea de un gobierno de convertir una huella por la que no transitaban personas o vehículos ?solamente lo hacían los animales- en una ruta moderna y con las seguridades que otorgan la tecnología y los avances en materia vial.
Lástima grande que al sueño que estamos describiendo se le cruzó una noticia de honda preocupación. Con más del 90% de avance de obra y con la fecha puesta de inauguración ?marzo de 2019-, se han suspendido los envíos nacionales de dinero y las empresas que trabajan en el proyecto tienen problemas para continuar por los mayores costos, el corte de la cadena de pagos y las deudas con los obreros.
Desde el mes de julio, por lo que se sabe, no aparece el dinero. Y la demora no se comprende, en razón de que esta obra se lleva a cabo a través de un préstamo internacional que ya fue liquidado por el Banco de Reconstrucción y Fomento (BIRF), lo que equivale a decir que los recursos económicos están congelados o se los derivó a otros menesteres.
Durante la entrevista con la NIquixao rodeína, el presidente Macri no habló del tema. Esperamos lo haga el miércoles próximo cuando se entreviste con la gobernadora y, así, no resulte necesario que los legisladores por Catamarca ?caso de Gustavo Saadi- tengan que expresar sus preocupaciones y reclamos en el Congreso Nacional.
Cuando se corten las cintas inaugurando la ruta 46 Andalgalá-Belén (ojalá sea en la fecha de marzo) se habrá pagado una deuda histórica con los habitantes de los pueblos mineros. No importa que el impulso haya partido de Lucía Corpacci y el gobierno kirchnerista. Si Macri intermedia, como prominero que se autotitula, y le pone fin a la obra, también será un triunfo suyo. Que nadie se confunda con minucias políticas frente a un emprendimiento impresionante y con trascendencia histórica.
El Esquiú
