Minería y vitivinicultura: una convivencia posible y virtuosa
- 5 de agosto, 2025
Los empresarios vitivinícolas están empezando a entender no sólo que las dos actividades pueden desarrollarse en un mismo territorio, sino potenciarse.

“Creo que Mendoza tiene que desarrollar la minería sostenible. La actividad minera no va en contra ni de la vitivinicultura ni de la naturaleza. Tenemos países como Canadá, Australia o Sudáfrica, que cuidan muchísimo de sus recursos hídricos, de su naturaleza y a la vez tienen grandes empresas y grandes desarrollos mineros”, planteó Sofía Pescarmona en una entrevista en La Cima.
Son varios los empresarios vitivinícolas que entienden que las dos actividades pueden complementarse. Ejemplo de esto fue la participación de bodegas mendocinas en la feria ArMinera 2025, que se desarrolló del 20 al 22 de mayo en La Rural, y donde seis estuvieron ofreciendo sus productos en degustaciones y los vinos fueron parte de brindis en algunos puestos de empresas mineras.
Una de las bodegas que participó fue Rosell Boher Lodge. “Como hay un stand para cada provincia, nosotros quisimos acompañar desde Bodegas de Argentina”, explicó Alejandra Gil Posleman, gerente general de la empresa.
“Somos seis bodegas que estamos representando al mundo vitivinícola dentro de la feria de minería”, detalló. Y sumó: “Creo que las dos actividades son muy importantes para la provincia. Siempre con los cuidados y la reglamentación que se debe tener respecto a la minería y la precaución que todos sabemos que debe tener. Pero es una industria que expone a Mendoza tanto como la vitivinicultura”.
Pescarmona considera que no se debe dejar la oportunidad de desarrollar la minería en la provincia. De hecho, ella está participando de modo activo para contribuir al proceso. “Mendoza necesita diversificar su matriz productiva. Si queremos crecer, el vino, el turismo y la agricultura no son suficientes. Sí son necesarios, pero creo que no son antagonistas y se puede hacer las dos cosas”, expresó.
Gesto simbólico
Es probable que quede en la historia el gesto del gobernador Alfredo Cornejo en la apertura de sesiones en la Legislatura, el 1 de mayo, cuando planteó de modo contundente la posibilidad y la necesidad de la convivencia de ambas actividades.
“Nos hemos propuesto abrir la casa al progreso. Y la minería será el motor de ese progreso. Un progreso que respeta el agua, el medioambiente y a las próximas generaciones”, expresó.
Luego, puso sobre la mesa una roca con cobre y sostuvo: “Este producto puede darle riqueza a Mendoza, la riqueza que le hace falta. Este producto puede contribuir al ambiente en la electromovilidad. Este producto tiene una demanda clave para las próximas décadas. Este producto puede hacer próspera a Mendoza”.
“Además, no tiene por qué ser incompatible con el vino”, lanzó. En ese momento colocó, al lado de la roca, una botella y continuó, señalando el producto de la industria vitivinícola: “Somos reconocidos y premiados en el mundo por esto, nuestra marca indeleble la produce esta maravillosa industria, la más competitiva del mundo”.
Y volvió a tomar la roca para afirmar: “Queremos tener el mismo prestigio y cuidado ambiental para este producto y ser reconocidos en el mundo como grandes productores de cobre para mejorar el ambiente de nuestro planeta”. “Hagamos cobre, hagamos mejor vino y cuidemos el agua”, cerró.
Salir de la encrucijada
En Mendoza, por mucho tiempo, las posiciones quedaron encontradas. Por un lado, se ubicaba a la vitivinicultura, como una actividad que depende de la calidad del suelo y del agua, y que le ha dado reconocimiento a la economía provincial; y por el otro, a la minería, que atrae inversiones y genera empleo, pero que podría entrar en tensión con el prestigio de la actividad productiva tradicional.
Pero en aquellos países en los que la minería se viene desarrollando hace décadas no se plantea una contradicción. “En Canadá, la convivencia entre minería y la industria forestal, la agricultura, la pesca, es muy natural para nosotros”, planteó el, en su visita reciente a la provincia.
El desafío, para establecer una convivencia equilibrada, es seguir avanzando en la construcción de consensos sobre el valor estratégico de ambas industrias, como también en la implementación de buenas prácticas, de cuidado del ambiente, tanto en la minería como en la agricultura.
Los Andes