Mendoza: Las minas de Paramillos; donde los ladrones van a morir
- 21 de julio, 2021
Las minas de Paramillos, ubicadas en la provincia de Mendoza, esconden historias y leyendas que hacen que todos queramos darnos una vuelta por allí. Te contamos de qué se trata.
Por: Gabriela Saavedra
Entre los hechos históricos y las leyendas hay varios filtros. El tiempo, el boca en boca, los condimentos que le pone cada quien. Es difícil diferenciar cuánto hay de historia real en la leyenda y cuánto de leyenda en la historia real. Pero, quizás, esa es la mejor parte de todo. Hoy vamos a viajar a Mendoza, para conocer las leyendas que se encierran en las minas de Paramillos.
La historia
Ubicado a 24 km de Uspallata y a más de 2600 metros de altura, se encuentra este emplazamiento que fue descubierto en 1638. Las minas de Paramillos fueron la primera explotación minera de nuestro país y una de las más importantes del Virreinato del Río de la Plata. Existe la teoría de que, antes de la conquista española, fueron explotadas por los huarpes, un pueblo originario de la región, y luego por los incas. De ellas se extraía plomo, plata y zinc.
Con la llegada de los españoles y de los misioneros jesuitas, fueron ellos quienes comenzaron a explotarla para buscar esos minerales, y fueron también ellos los que las bautizaron como “Paramillos”, un diminutivo de páramo, que significa “lugar desolado”. Se cree que tanto los jesuitas como los españoles utilizaron a los pueblos originarios en su beneficio como mano de obra para trabajar las minas, en tales condiciones que muchos de ellos terminaron muriendo.
Minas de Paramillos
Las leyendas
Existen dos historias que le aportan un aura misteriosa a este lugar. La primera tiene que ver con el Robin Hood de Mendoza: el Gaucho Cubillos. Es una figura muy popular entre la gente de la zona, ya que para algunos es un criminal y para otros, un héroe. Cubillos era un ladrón, pero que robaba en beneficio de los más pobres. Y vino a ser asesinado por la policía precisamente en las ruinas de la mina de Paramillos. Es por eso que allí se levanta un altar en su honor, en el que pueden encontrase un crucifijo, flores y ofrendas. Son muchos los que pasan por el santuario del Gaucho Cubillos para agradecerte o pedirle protección.
Pero esta no es la única historia que esconden las minas. Mientras la de Cubillos tiene más de hecho histórico que de leyenda (la parte mítica se la aportaron sus fieles posteriormente, al atribuirle milagros), la siguiente tiene un final que nadie ha podido explicar hasta el día de hoy.
Se trata de El Timoteo, un ladrón del litoral que –por ese entonces– era buscado por la policía. Para camuflarse, comenzó a trabajar en las minas de Paramillos. Allí empezó una nueva vida, alejada de los hechos delictivos y con un excelente comportamiento, por lo que la policía –aun sabiendo que el ladrón estaba allí– decidió dejarlo en paz. Unos años más tarde, uno de los mineros fue asesinado y, al momento de buscar al responsable, todos los dedos apuntaban a El Timoteo, aunque nadie tenía pruebas.
Fueron, entonces, tras de él. El Timoteo se escondió en los túneles de la mina para evitar ser atrapado. La policía selló todas las salidas, pero el sospechoso nunca volvió a aparecer. Tampoco encontraron su cuerpo. Es un misterio que nadie pudo resolver jamás.
Los mitos que alientan el turismo
Las ruinas minas de Paramillos son hoy una atracción turística para quien ande por la zona. Lo que puede observarse hoy corresponde a una obra que se realizó en 1889. Allí es posible darse una idea de cómo trabajaban los mineros en esa época: hay restos del campamento, la planta de concentración y las piletas en donde se lavaba el material.
Sin embargo, más allá de su valor histórico, los mitos y misterios que alberga el lugar lo hacen una aventura irresistible para quienes visitan Mendoza.
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