Lunes 25 de agosto de 2025

Reflexiones sobre la Audiencia Pública de Uspallata, por Eddy Lavandaio

  • 25 de agosto, 2025
La opinión de Eddy Lavandaio, geólogo, matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

En la audiencia pública realizada en Uspallata, hemos visto y oído a personas esperanzadas por la creación de nuevas fuentes de producción y trabajo que hagan más sustentable el desarrollo familiar, pero también hubo otras que se pronunciaron en contra del proyecto considerado y algunas de estas últimas manifestaron su oposición a la minería en general.

Debemos entender que la mayoría de las personas que se oponen desconoce cual es el rol de la minería en la sociedad moderna e ignoran que su propio bienestar y progreso está ligado a la tecnología y a todo lo que se hace con minerales. Tampoco parecen visualizar quienes son los profesionales idóneos encargados de diseñar y operar la actividad minera, y también desconocen el grado de exigencias que deben cumplir.

Entre los errores más visibles hubo personas que dijeron ..."no soy antiminero pero me opongo a la megaminería", y es evidente que no conocen el tema o han sido mal informados. Los establecimientos mineros pueden ser pequeños, medianos o grandes, pero todos responden a la actividad que se llama "minería" (ver Normativa para las Cartas Minero Metalogenéticas establecida por <www.segemar.gov.ar/repositorio>).

La antiminería de la Pastoral Social

Para entender cual es el rol de la minería, comencemos explicando que, de los 92 elementos químicos naturales que componen nuestro planeta, al menos 88 son utilizados, aplicando variadas tecnologías, para hacer todo lo que tenemos y usamos los seres humanos, y de ellos 84 deben extraerse de la corteza terrestre mediante la utilización de las reglas del arte de la minería. Y eso es lo que hacen los mineros para beneficio de la sociedad.

Aún con algunas limitaciones podríamos afirmar que de las actividades de producción primaria, la agricultura y la ganadería producen lo que comemos y la minería produce todo lo que no se come. Por eso, cuando comemos un bife con papas fritas acompañados con vino malbec, sabemos que el bife proviene de la ganadería y las papas y el vino provienen de la agricultura.

Sin embargo no estamos acostumbrados a valorar eso que no comemos porque son bienes durables que guardamos y volvemos a usar: el plato, el tenedor, el cuchillo, el vaso, la fuente y la botella. Deberíamos valorarlos porque todo eso proviene de la producción minera al igual que una enorme lista de bienes muebles e inmuebles de uso cotidiano.

Una cosa que parece no tenerse en cuenta es que ninguna de las actividades productivas primarias producen por si mismas como si fuera un acto de magia. Es el trabajo del hombre (agricultor, ganadero o minero) el que realmente produce.

Por eso, cuando se habla mal de la minería, en realidad se habla mal del trabajo de los mineros. En Argentina hay unas 120.000 personas (profesionales, técnicos y operarios) dedicadas o relacionadas directamente con la producción minera y cada uno de ellos es destinatario de todo lo que se ha dicho de la minería. Para que se entienda, los que califican a la minería como la muerte simplemente están afirmando que cada argentino dedicado a la minería es capaz de matar y eso, simplemente, no es cierto. Ningún trabajador minero se merece ese trato.

También deberían reflexionar los que pronostican grandes calamidades ambientales a partir del uso de cuatro drogas en una planta de concentración de circuito cerrado porque tiene que ver con la salubridad y la seguridad del ambiente en que desempeñan sus tareas los trabajadores mineros. Si en un establecimiento minero se dejan de cumplir las normas y se hacen las cosas mal, los primeros perjudicados por cualquier factor de peligro son los empleados.

La Argentina es un país muy evolucionado en materia de leyes y normas laborales, de higiene y seguridad industrial, y de protección ambiental, y la aplicación de todas esas normativas se suman, en definitiva, para prevenir o evitar daños dentro o fuera de la mina.

Este no es un tema menor porque involucra directamente la salud y la vida de los trabajadores e indirectamente a sus familias. Los mineros son los primeros interesados en que las empresas cumplan con todas las normas. Para eso están agremiados y en las mesas de discusión de los convenios colectivos de trabajo (paritarias) no solo se tratan y acuerdan temas salariales sino todos los asuntos que tienen que ver con las condiciones de higiene y seguridad industrial, y de un ambiente apto para el trabajo.

La suma de exigencias y controles ha dado sus frutos porque, en 30 años de aplicación de las normas de protección ambiental para la actividad minera solo hubo un accidente calificable como grave (caso Veladero, en San Juan) pero no se han registrado daños ambientales (ver "Minería: Perón y Después", Lavandaio E., Edit. Dunken, 2021). En el mismo lapso también se verificaron y solucionaron unos pocos accidentes menores que sirvieron para comprobar la eficacia de las normas y medidas de prevención, de control y de remediación existentes.

En relación con el miedo a las cuatro drogas antes mencionadas, debe tenerse en cuenta que se usarán en un circuito cerrado de procesamiento mineralúrgico diseñado, operado y controlado por profesionales idóneos. Se trata de drogas que se usan en todo el mundo para ese tipo de procesos y no hay motivos serios para pensar que esas drogas se salgan del circuito y se esparzan por los alrededores, reproduciéndose, multiplicándose y contaminando a media provincia.

Se trata de un verdadero disparate, una interpretación equivocada lamentablemente alimentada desde la Facultad de Medicina de la UNCUYO como lo mencionamos y criticamos en una nota anterior (Memo, 13/05/25) en la que, entre otras cosas, dijimos ..."Teniendo en cuenta el prestigio y la seriedad de la institución, creemos que sería conveniente que la propia Universidad que dio a publicidad este informe aclare cuales son sus objetivos y sus alcances para dejar de lado cualquier interpretación equivocada al respecto"

Otro de los temas reiterados en las diatribas hacia los mineros es el uso del agua porque el proyecto que motivó la audiencia tomará una parte de un pequeño arroyo cordillerano y lo destinará a la producción de la mina. Se habló de la destrucción de la flora y la fauna y hasta se pronosticó que la minería dejará sin agua a la provincia.

Esto sorprende porque en Mendoza siempre se sacó el agua del cauce natural de los grandes ríos para la producción, para regar una superficie de 2.700 kilómetros cuadrados en los que se eliminaron la flora y la fauna natural y se implantaron en su lugar los cultivos que benefician y nos dan de comer a los seres humanos.

Si lo comparamos con esa enorme superficie intervenida, el efecto de la mina en solo 10 a 15 kilómetros cuadrados, será insignificante. Además, al igual que el agua de los grandes ríos, servirá para incrementar la producción y el empleo.

También sorprende cierta ausencia de sensibilidad social. La mina que se propone construir es una mina de cobre. Todos usamos cobre. Nadie de los presentes en la audiencia puede decir que no lo usa. Pero todo el cobre se importa desde Chile a un costo de 50 a 90 millones de dólares por año.

Tal vez sea más razonable pensar que con esa gran cantidad de dinero argentino estamos ayudando al desarrollo familiar de los mineros y metalurgistas chilenos que nos proveen el cobre. En esa línea de pensamiento ....¿No sería mejor desarrollar nuestra propia minería y metalurgia del cobre para favorecer a nuestras familias?

Eddy Lavandaio

Geólogo. Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.

Memo

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