El mercado de capitales argentino: una herramienta clave para el financiamiento del sector minero
- 5 de junio, 2025
Las empresas accedieron a financiamiento por US$23.932 millones a través del mercado durante 2024; la industria minera podría emitir obligaciones negociables, acciones u otros activos para financiarse

Alejandro Berney
En un contexto macroeconómico estabilizado y con perspectivas de regreso al crecimiento surgen con mejores perspectivas las oportunidades de inversión, y el mercado de capitales argentino se consolida como una fuente estratégica de financiamiento para que las empresas lleven adelante esos proyectos. Esto se aplica a la industria minera, un sector de la economía con gran potencial, y también grandes necesidades de financiamiento.
Las cifras oficiales y la comparación con los costos internacionales demuestran que el mercado de capitales doméstico no solo puede cubrir una porción significativa de las necesidades de inversión, sino que lo hace en condiciones más accesibles y eficientes.
Expansión del financiamiento a través del mercado
Según datos de la Comisión Nacional de Valores (CNV), durante 2024 las empresas argentinas accedieron a financiamiento por US$23.932 millones a través del mercado de capitales, un aumento del 104% respecto al año anterior. Este crecimiento fue impulsado, principalmente, por emisiones de obligaciones negociables (ON), cheques de pago diferido (CPD), pagarés bursátiles y fideicomisos financieros.
Además, el número de inversores minoristas alcanzó 15 millones de cuentas comitentes hacia diciembre de 2024, lo que representa un crecimiento del 101% interanual, fortaleciendo la demanda interna por instrumentos de empresas privadas.
Una oportunidad concreta: el auge de la minería
El sector minero argentino proyecta inversiones por más de US$33.309 millones en los próximos años, con un foco central en la producción de litio y el cobre, según un informe de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM). Muchas de estas inversiones estarán lideradas por compañías privadas, locales e internacionales, que deberán fondearse en el mediano plazo para construir plantas, infraestructura logística y proyectos de exploración y producción.
En este contexto, y frente a las cifras mencionadas por la CNV, el financiamiento corporativo doméstico surge como una opción realista y escalable para acompañar este salto productivo.
Una de las grandes diferencias a favor del mercado argentino reside en su estructura de costos significativamente más baja, tanto en términos de apoyo legal, certificados de auditores, aranceles regulatorios y las comisiones de colocación.
Una colocación internacional tiene costos significativamente más altos. Por un lado, hay que contratar a más participantes, por ejemplo, hay a la figura de un Trustee que representa a los tenedores de bonos. Los aranceles que cobran los abogados y los contadores son también mucho mayores.
En la Argentina, la constitución de un fideicomiso financiero o la emisión de una Obligación Negociable con oferta pública puede costar entre US$10.000 y US$20.000 para emitir. En cambio, en Estados Unidos, para tomar una plaza muy utilizada por los grandes emisores de deuda, tiene costos totales de una emisión privada que estarán cerca del medio millón de dólares.
También la tasa de interés a pagar suele ser más baja localmente. No hay duda de que las empresas argentinas son mucho más conocidas localmente que internacionalmente, lo que hace que el inversor tenga mayor apetito y conozca al emisor. Asimismo, hay más competencia por levantar fondos en el exterior, con lo cual va a tener que ser muy competitiva en lo que pague como costo de financiamiento.
A pesar de sus ventajas económicas, el mercado corporativo argentino todavía enfrenta algunas limitaciones.
Por un lado, plazos más cortos. Las obligaciones negociables emitidas localmente suelen tener plazos de hasta cinco años. Por el contrario, en mercados internacionales, empresas pueden emitir deuda a plazos de cinco, diez o más años, lo que permite planificar inversiones de largo aliento.
Por el otro, hay una menor profundidad de mercado. Mientras que en Estados Unidos las emisiones corporativas de más de US$1000 millones son frecuentes, en la Argentina la mayoría de las colocaciones oscilan entre US$300 a US$500 millones. Esto limita a las compañías que buscan grandes montos de capital en una sola operación.
Elección del instrumento correcto de financiamiento
Más allá del ámbito local o internacional, también hay que saber elegir el instrumento correcto. Por ejemplo, en una etapa de exploración, la empresa minera aún no genera flujo de caja. Con lo cual, es preferente emitir acciones, y no deuda por no poder contar a priori con una producción asegurada.
En cambio, una empresa minera que ya esté a punto de comenzar con la producción ya tiene un horizonte claro de cuánto va a generar con su flujo de caja. Es decir, va a estar en condiciones de poder proyectar el costo de la deuda, y por lo tanto, la claridad sobre el repago de capital e intereses sobre la misma.
Hay estructuras de financiamiento que permiten bajar el costo de los intereses. Cuando hay contratos de exportación ya firmados con el exterior, se pueden ceder esos flujos de fondos hacia un tercero independiente (“el escrow”), que aseguran que primero cobra el inversor del instrumento, antes que la empresa. Este es un caso muy utilizado en la industria de extracción del petróleo, que está comenzando a ser utilizado en el sector minero. Otra opción para reducir el costo es a través de garantías, las cuales pueden ser otorgadas por entidades financieras multilaterales, y por Sociedades de Garantía Recíprocas, estos últimos específicamente para el caso de pymes.
También podemos resaltar que hay otros instrumentos que fueron diseñados específicamente para pequeñas empresas, como ser obligaciones negociables simples y garantizadas, cheques de pago diferido y pagarés. Este punto es importante, ya que no solamente estamos hablando de necesidades de financiamiento de la empresa minera, sino también de todo su ecosistema de proveedores, de los cuales muchos serán pymes y que también necesitan recursos para invertir y para crecer.
La clave: emitir donde convenga, con estrategia
Frente a este panorama, la decisión sobre dónde emitir deuda debe basarse en una evaluación estratégica y no solo en el costo inmediato.
Empresas que ya han emitido localmente y dadas sus características necesitan plazos más largos, montos de financiamiento elevados o acceder a una base global de inversores institucionales globales, podrán encontrar ventajas en estructurar emisiones bajo legislación extranjera.
Pero para aquellas compañías que nunca emitieron valores negociables, desean reducir costos operativos, necesitan financiamiento ágil y recurrente, buscan mayor control sobre su estructura financiera, el mercado local ofrece soluciones más eficientes y accesibles.
Lo óptimo es comenzar con el mercado local, en función del tipo de necesidad financiera, como ser para capital de trabajo o proyectos medianos, y luego realizar emisiones internacionales para inversiones estructurales o de gran escala, y sobre todo que haya un historial de repago para poder mostrarle a inversores que no conozcan la empresa.
Los principales colocadores son los ALYCs (sociedades de bolsa) y entidades financieras que usualmente están ayudando a sus clientes a emitir en el mercado de capitales.
Conclusión: un mercado corporativo, maduro y competitivo
El mercado de capitales argentino ha evolucionado para convertirse en un canal competitivo de financiamiento empresario. La reducción de costos, el crecimiento sostenido del universo inversor, y la sofisticación de sus instrumentos, permiten a las empresas acceder a capital de manera eficiente y controlada.
Si bien aún existen restricciones estructurales en términos de plazo y escala, el mercado local representa una herramienta clave para el crecimiento de empresas nacionales, sobre todo en sectores como minería, energía, tecnología, construcción y agroindustria.
El desafío hacia adelante será consolidar este desarrollo, promoviendo un marco normativo estable, fortaleciendo la oferta de instrumentos, y conectando aún más el ahorro interno con las necesidades del sector privado.
*Alejandro Berney es IR de BYMA – Bolsas y Mercados Argentinos
La Nación