Cobre mendocino: cada tonelada es una jugada clave en el ajedrez global
- 18 de julio, 2025
Mendoza tiene una llave de cobre. En un mundo que lo busca, la provincia puede ser actor estratégico si hay visión política. El nuevo escenario que se generó.

Edwards Gajardo
Mendoza se encuentra en un momento crucial de debate sobre su futuro productivo. Con la discusión en torno a proyectos de cobre como PSJ y el renovado interés en la exploración cuprífera en el sur provincial, nuestra sociedad se pregunta por el impacto y las oportunidades que esta industria podría traer.
Pero la relevancia del cobre mendocino, en este 2025, es mucho mayor de lo que muchos imaginan, proyectando a la provincia a un escenario geopolítico de gran peso.
El contexto global y la fiebre por cobre
El cobre está viviendo un momento de auge histórico. Según datos que maneja la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el precio promedio del mineral se mantiene en niveles altos, e incluso ha experimentado una fuerte alza en julio de 2025, cotizándose los futuros a US$5,54 por libra (US$12.200 por tonelada), con un aumento del 14,4% en un solo mes. Esto es impulsado por una demanda global que no se detiene.
Tradicionalmente, hemos asociado el cobre con la conducción eléctrica, la construcción y, más recientemente, con la indispensable transición energética: vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas y redes inteligentes. Sin embargo, la mirada geopolítica que hoy se posa sobre este mineral revela una dimensión aún más profunda y crítica.
Estados Unidos: la seguridad nacional pasa por el cobre
Un reciente anuncio del presidente estadounidense Donald Trump, con efecto a partir del 1 de agosto de 2025, es una muestra contundente de esta nueva realidad. La imposición de un arancel del 50% a las importaciones de cobre refinado por parte de Estados Unidos no es una medida económica más; se justifica explícitamente en una "robusta evaluación de seguridad nacional".
¿Por qué? Porque el cobre es, para Estados Unidos, un insumo clave para su Departamento de Defensa y para industrias estratégicas: desde semiconductores y aeronaves, hasta barcos, municiones, centros de datos, baterías de iones de litio, sistemas de radar y, crucialmente, armas hipersónicas. Es el segundo material más utilizado por su cúpula militar.
La razón de esta drástica medida es simple: Estados Unidos no tiene capacidad para autoabastecerse de cobre refinado en el corto ni mediano plazo. En 2024, el país produjo solo 850.000 toneladas de cobre refinado primario de sus 25 minas, pero consumió 1,7 millones de toneladas, debiendo importar la mitad. Para ponerlo en perspectiva, solo dos minas gigantes en Chile (Escondida y Los Pelambres) produjeron juntas una cantidad superior a toda la producción estadounidense.
Las autoridades chilenas, como la ministra de Minería Aurora Williams, han destacado que EE. UU. depende fuertemente de importaciones de países como Chile (29%), Canadá (28%) y México (8%). Sumado a esto, Estados Unidos cuenta con apenas dos fundiciones activas, lo que hace inviable reemplazar las importaciones masivamente de un día para el otro.
India: la urgencia por diversificar proveedores
Pero no solo Estados Unidos está en la búsqueda de cobre. Países emergentes con un crecimiento industrial importante, como India, también están intensificando sus esfuerzos para asegurar el suministro. India, que cubre más del 90% de sus necesidades de cobre mediante importaciones y proyecta una dependencia del 97% para 2047, está activamente en negociaciones con Chile y Perú para garantizar volúmenes estables de concentrado de cobre.
Esta estrategia de India, que ya es el tercer país en el mercado automotor y busca reducir su dependencia de China en minerales críticos, subraya la importancia de diversificar proveedores y asegurar el acceso a estos recursos estratégicos, más allá de los conflictos comerciales entre grandes potencias.
Mendoza y Argentina: un as bajo la manga geopolítico
Aquí es donde Mendoza, y Argentina en su conjunto, entran en juego con un potencial sin precedentes. En un mercado global que se encamina a un déficit de cobre a partir de 2025 -presionado por la demanda energética, la recuperación económica de China y la urgencia de países como India por asegurar su abastecimiento-, y con potencias como Estados Unidos buscando desesperadamente reducir su vulnerabilidad, tener importantes reservas de cobre se convierte en una ventaja estratégica invaluable.
Incluso un proyecto como PSJ Cobre Mendocino, si bien es considerado de escala mediana en comparación con los gigantes de San Juan o Chile, podría ser el primero en entrar en producción en Argentina y demuestra su relevancia singular al compararla con Estados Unidos, con una producción estimada de 40.000 toneladas de cobre fino a partir del concentrado que exportará. Esa cifra equivale a casi un 4,7% de las 850.000 toneladas que EE.UU. produjo en 2024 con sus 25 minas en conjunto. Esto significa que PSJ, por sí solo, produciría más de lo que genera el promedio de una mina cuprífera estadounidense, cuya producción individual ronda las 34.000 toneladas anuales. Este dato subraya cómo cada nuevo proyecto suma un valor estratégico considerable para países que buscan desesperadamente asegurar su suministro.
Por eso, el desarrollo cuprífero de Mendoza con proyectos similares o mejores que PSJ, pero que están frenados como Paramillos Sur, pueden ser una herramienta que va más allá de la matriz productiva y le puede dar opciones a quienes conducen el Estado para buscar mejores destinos para la provincia.
¿Qué potencial tiene este escenario para Mendoza y la Argentina?
Salir de la mera dependencia: Dejar de ser solo receptores de inversión para convertirnos en socios estratégicos en la cadena de suministro de un mineral vital.
Inversiones de calidad: No solo buscaríamos empresas mineras, sino que podríamos generar el interés de países y consorcios que buscan estabilidad y seguridad en el abastecimiento, lo que podría traducirse en mejores condiciones de financiamiento y desarrollo.
Agenda geopolítica: La existencia de proyectos cupríferos importantes como PSJ Cobre Mendocino y el fomento de la exploración en el territorio nos ubica en discusiones y alianzas que trascienden el ámbito puramente comercial, incidiendo en la seguridad y las estrategias de desarrollo de potencias globales.
El desafío mendocino: transformar potencial en realidad y el rol de la política
El debate sobre la minería del cobre en Mendoza, por lo tanto, no es solo un tema económico o ambiental. Es una discusión que tiene profundas implicaciones geopolíticas y un potencial transformador para la provincia.
En este complejo escenario, el rol de los actores políticos es, más que nunca, fundamental. Si bien el cobre se perfila como un eje estratégico para el desarrollo, todo dependerá de la capacidad de los gobiernos y los representantes políticos para enviar las señales correctas, generar consensos y construir un marco de confianza.
Un claro ejemplo de esta visión se observa en Chile. A pesar de que su presidente, Gabriel Boric, representa a un sector de izquierda, su gobierno tiene la claridad de que debe potenciar el rol del país como líder minero. Esto implica mejorar la producción y consolidar a Chile como el principal productor de cobre a nivel mundial, abriendo las puertas para vender su cobre a quien lo necesite. Esta pragmática visión de Estado, que prioriza el aprovechamiento de un recurso estratégico para el beneficio nacional, es un espejo en el que Mendoza podría mirarse.
Por ello, en Mendoza, mientras algunos grupos persisten en argumentos antimineros ya superados, resulta especialmente preocupante que voces legislativas se oponen a un desarrollo minero sustentable y ajustado a la ley. Esta actitud no solo genera demoras, sino que compromete seriamente una oportunidad clave para el futuro de Mendoza y el país, si se gestiona con la visión adecuada.
El cobre y la historia: un reflejo de los tiempos
El precio del cobre, lejos de ser una simple cotización económica, es un verdadero barómetro del pulso industrial y geopolítico mundial desde 1850, tal como muestra la imagen inferior de Mining Visuals. Su evolución ha estado intrínsecamente ligada a eventos históricos trascendentales: se disparó durante la demanda militar de la Guerra Civil estadounidense en la década de 1860, sufrió un colapso en 1889 por la especulación del Secretan Syndicate, repuntó en la Primera Guerra Mundial y se deprimió notablemente con la Gran Depresión de 1929. Incluso se mantuvo bajo control durante la Segunda Guerra Mundial, reflejando cómo los conflictos y crisis globales impactan directamente en la demanda y el valor de este metal vital.
La recuperación post-1945, impulsada por la reconstrucción y el auge económico, marcó una nueva fase, pero fue la entrada de China a la OMC en 2001 la que encendió un "boom" sin precedentes, llevando el precio a niveles históricos. Hoy, a partir de 2020, el cobre se beneficia de una megatendencia aún mayor: la transición energética y la electrificación global. Con una proyección de precio de US$ 5.12, este mineral no solo es esencial para la energía limpia, sino que su cotización actual y futura sigue siendo un eco directo de las prioridades estratégicas y tecnológicas del mundo
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