La minería no metalífera se diversifica para evitar la crisis por falta de obras
- 29 de mayo, 2025
El sector aglutina una gran cantidad de pymes y supo ser un potente generador de empleo, pero desde 2023 sufre una recesión que llevó a reducir un 50% el personal en algunas zonas como Buenos Aires.

Por Carolina Putelli
La búsqueda de nuevos negocios.
La minería no metalífera es uno de los motores económicos de Argentina desde siempre. Este sector, que tiene anuncios menos espectaculares que otros como el litio, oro o cobre, cuenta con presencia en todas las provincias, incluidas aquellas con normativas restrictivas.
También fue durante décadas el mayor creador de puestos de trabajo y continúa hasta hoy siendo el que más pymes abarca en su cadena productiva. Pero en la actualidad, transita una crisis que pone en jaque a muchos de estos productores.
“Desde 2023 el sector está viendo una enorme caída en la demanda, de alrededor del 70%”, contó Gustavo Núñez, presidente de la Cámara de Piedra de Buenos Aires. Esta provincia es la que cuenta con mayor cantidad de proyectos: 249 de los 701 que existen en el país. La mayor parte de las minas y canteras están en Olavarría, Tandil, Mar del Plata y Tornquist.
Los problemas del sector, explicó Núñez, están vinculados directamente al parate en las obras. Desde inicios de 2023 los vaivenes económicos y cambiarios, que causaron incluso problemas de stock en el segundo semestre, iniciaron la baja de las ventas de materiales de construcción.
Desde 2024, la decisión del nuevo gobierno nacional de reducir al mínimo la obra pública profundizó esa caída de los no metalíferos. Además, la Provincia de Buenos Aires tampoco mantiene volúmenes de edificación de otros tiempos.
El vínculo de las obras civiles y la actividad del sector no metalífero es directo. Según los datos actualizados a 2025 de la Secretaría de Minería de la Nación, los cuatro principales productos que genera el sector son arena, greda, arcillas y granito.
La situación de los socios de la Cámara de la Piedra de Buenos Aires es crítica. La capacidad instalada está ocupada solo a un 30%.
En todos los casos, es la industria de la construcción la que ocupa este tipo de insumos, en especial para grandes obras civiles como ruta o para la construcción de viviendas.
En muchas localidades del país, la minería no metalífera genera numerosas pymes.
Sin que se reactive este último sector de la construcción, los mineros no metalíferos no creen poder salir del actual problema. Desde la política nacional el mensaje sigue siendo el mismo: la obra pública no volverá. En marzo de 2025, además, la construcción tuvo una nueva caída respecto al año anterior del 4,1%.
Los nuevos negocios del sector
Para Núñez, “el problema es también multicausal”, aunque la suspensión de obras nacionales haya profundizado la situación. “Es diferente en cada provincia, en Buenos Aires hace muchísimo que está todo parado, pero en cambio en Córdoba han estado mejor y Santa Fe gestionó créditos propios para obras privadas”, explicó.
La capacidad para reemplazar, al menos en parte, las obras nacionales con gestiones provinciales o incentivos de créditos modifica el escenario.
También hay otras regiones que han podido encontrar un reemplazo, al menos parcial, a la construcción. En Neuquén se mantuvieron las ventas gracias a las necesidades de Vaca Muerta. Los caleros de San Juan y Jujuy encontraron en la producción de litio o el cobre de Chile una alternativa para vender su producción.
Uno de los problemas que tienen los productores es que estas oportunidades no pueden distribuirse en otras regiones. “Por el precio de lo que vendemos no se puede ir a más de 300 ó 350 kilómetros, porque se pierde rentabilidad”, detalló Núñez.
Esto implica que, aunque crezca la demanda en zonas como el NOA, con la construcción de obras para la distribución de litio, por ejemplo, los mineros de Buenos Aires no podrán aprovecharlo.
La distribución a grandes distancias encarece demasiado el precio y en la actualidad no hay alternativas para transportar la arena o la arcilla, que además se caracterizan por su precio y volumen. El ferrocarril todavía no les permite una logística con mejores precios.
Además, en Buenos Aires siempre han utilizado camiones para este fin.
Más difícil es llegar a las zonas del norte, la Patagonia y el oeste donde están creciendo las obras.
Por estos problemas, hoy la situación de los socios de la Cámara de la Piedra de Buenos Aires es crítica. La capacidad instalada está ocupada solo a un 30%, aseguró el empresario.
El sector calero, en San Juan, afectado por el presente pero con optimismo futuro.
Esto se intensifica porque explicó que entre 2017 y 2018 ampliaron sus plantas y canteras. En el momento de mayor producción alcanzaron los 22 millones de toneladas de producción al mes, cifra de la que hoy están muy lejos.
“En ese momento hubo un boom de construcción de rutas y es un tipo de obra que ocupa mucho de no metalíferos”, detalló. Eso se revirtió rápidamente, con el primer impacto de la pandemia y luego los problemas económicos.
Frente a esto, la producción se redujo y Núñez sostiene que, “si bien hay capacidad operativa frenada, lo que más les preocupa es el personal”. “Muchas canteras están trabajando en forma rotativa, un grupo trabaja 15 días y lo reemplaza otro”, describió.
Esta es la forma que encontraron para no tener que despedir personal. Es que una de las preocupaciones que tienen es que se vayan del sector trabajadores capacitados durante años. “Muchos de nuestros trabajadores llevan 20 años o más con nosotros”, agregó.
El empresario dijo que han trabajado en buenos términos con el sindicato. Desde la Asociación Obrera Minera de Argentina (AOMA) aseguraron a Dinamicarg que hay cerca de 15.000 trabajadores dentro del sector no metalífero y reconocieron que la situación es complicada, ya que se están reduciendo los puestos de trabajo.
En total hoy existen cerca de 32.000 trabajadores en todo el país, pero lo que se notó en los últimos 10 años fue que el sector metalífero y de litio creció, equiparándose con el más tradicional. Pero este último se mantuvo estable y por eso dejó de ser el principal empleador.
Núñez sostuvo que en la provincia de Buenos Aires al momento se ha visto una reducción de personal de hasta un 50%. Una parte pequeña fueron despidos, pero el grueso se hizo a través de acuerdos con los trabajadores a través de un retiro voluntario.
Esto tiene un gran impacto en las localidades, agregó, debido a que zonas como Olavarría son “muy mineras, tienen una larga tradición”.
En algunos casos, como Tandil, la apuesta de los municipios fue girar su atención a nuevos sectores económicos, como el Turismo, para reemplazar los puestos que se van perdiendo en la minería.
Si bien explicó que el personal puede migrar a otras provincias que hoy tienen un mayor crecimiento económico, esto dependerá también de la voluntad de desarraigo de los trabajadores. A diferencia de los sectores metalíferos, los de la piedra, arena o componentes de cemento siempre han hecho minería en sus comunidades.
También creen que existe riesgo de que cierren empresas y canteras en el sector. Según los informes de Minería, hay cerca de 350 empresas en el sector no metalífero en el país, el grueso de estas de mediana escala. Están prácticamente en todas las provincias del país, ya que la producción de áridos en todos lados debe ser cerca de los consumidores.
En cuanto a las posibilidades actuales, el empresario minero aclaró que las actuales medidas para incentivar la producción de minerales no los alcanzan. “El RIGI, por ejemplo, tiene una base de 200 millones de dólares, cuando una inversión grande dentro de nuestro sector puede andar alrededor de los 10 millones de dólares”, detalló.
Para el empresario, la solución definitiva tiene que ver con una reactivación de la obra civil, tanto pública como privada, para poder volver a poner a funcionar las canteras de minería no metalífera. El pedido hoy, dijo Núñez, es a la gestión provincial, para que pueda equiparar la situación con las de otras jurisdicciones que encontraron formas de generar más movimiento.
Las cales, una excepción
El sector calero, que tiene como provincias centrales Jujuy y San Juan, se diferencia del resto de los productores no metalíferos porque se prepara para una ampliación de la producción. Al contrario del resto de los productores de piedra, arena y rocas de aplicación, no depende solo de la construcción.
Este producto mineral es un insumo para una gran cantidad de industrias, entre ellas la minería de cobre y la de litio, además de la siderurgia, la potabilización de agua o el plástico.
La capacidad instalada en San Juan, principal provincia productora, creció un 100% en 2024 y las tres empresas principales anunciaron más inversiones para este año y el próximo. Desde el sector explicaron que en la actualidad tienen la demanda cubierta y no están ocupando al 100% los hornos.
Incluso, en comparación con otoños anteriores, esta vez no alertaron sobre posible falta de gas para poder producir. Es que la baja en la construcción también los afectó, pero la posibilidad de crecimiento para el futuro inmediato los incentivó a invertir.
El sector del litio, aunque se encuentra disminuyendo su ritmo de inversiones, está creciendo en producción en aquellos proyectos que ya habían hecho avances. En el cobre la perspectiva es que dos o tres grandes productores inicien en los próximos 5 o 6 años, siendo esta una producción con consumo intensivo de cal, que se sumarán a las necesidades de Chile, el país al que más se exporta el producto.
Dinamicarg.com