San Juan: Cómo piensa, qué hace y los secretos del gerente de Los Azules, la mina de cobre que esperanza a la provincia
- 7 de mayo, 2023
Mike Meding es alemán. Pasó por distintos puestos laborales en el mundo y hoy comanda uno de los proyectos mineros más importantes del país. Los argentinos, San Juan y por qué invirtió en la provincia

Sus ojos al mundo se abrieron en la artística ciudad alemana de Dusseldorf algunas décadas atrás y hoy se llenan de montaña en el proyecto Los Azules, donde Michael Meding ejerce de gerente general. Tras una formación extensa en Administración de Empresas y Economía en su país, siguió sumando conocimientos en Estados Unidos, Chile y también en San Juan, donde realizó una Maestría en Gestión de Negocio Minero.
Tiene tanto de servicial como de profesional y ve en el citado proyecto minero sanjuanino un potencial que muchos no podrían dimensionar. En una amena entrevista con Tiempo de San Juan puso sobre la mesa su faceta profesional y también la personal, en la que brindó pistas sobre su carácter y también sobre sus gustos.
- ¿Cómo arrancó su vida laboral? Y la conexión con la minería.
-Empecé en una empresa dedicada a la auditoría y consultoría, Pricewaterhouse Coopers o PWC por sus siglas, ayudando a empresas a mejorar su desempeño. Mi enfoque era la interfaz entre producción y finanzas. Me dieron la posibilidad de irme a Suiza para ayudar a un cliente que era Novartis, una de las empresas farmacéuticas más grandes del mundo, donde inicialmente tenía una asignación de 3 meses. Al final me quedé 7 años en Suiza. Inicialmente como consultor, me ascendieron varias veces dentro de PWC en ese tiempo hasta que se vendió el negocio a IBM. Ahí me di cuenta de que me gustaba más trabajar dentro de la industria y me cambié al cliente, en un programa de desarrollo de CFOs, o directores de Finanzas, y en poco tiempo me hice cargo de una Unidad de Negocio de Novartis, viendo las finanzas al nivel internacional. Pero siempre quise irme a un país de Latinoamérica o Asia. Se dió la casualidad de que cuando Novartis me mandó como plan de desarrollo a tomar cursos en la Universidad Harvard en EE. UU. fue que conocí al drector de Finanzas de Novartis en Chile. Un día me lo encontré en Suiza y me contó que se estaba por mudar a Suiza, aun no tenían su reemplazo y me postulé. Y ahí empezó mi carrera en Latinoamérica donde ya llevo más de 15 años. En Chile, Argentina, Uruguay y Cuba, todos países donde pude trabajar y aprender de las distintas culturas, de los distintos desafíos que vive cada país. Si bien soy de un lugar en Alemania que se dedicó por décadas a la minería, nunca se me había cruzado por la cabeza que algún día trabajaría en este sector, pensaba inicialmente que eran trabajos más predecibles, menos interesantes, menos tecnológicos y dinámicos. Cuando estaba trabajando en Buenos Aires ocupándome de una cadena de retail para Argentina y Uruguay, me enteré de la posibilidad de trabajar en San Juan en una minera y no me imaginaba que podría ser tan interesante. Ni que la minería y este trabajo pudiera tener tanto impacto sobre el progreso y desarrollo de la gente en San Juan. De un trabajo que pensaba que iba a ser por poco tiempo, pasé a sentir una gran pasión para la minería. Ya llevo más de 10 años en cargos gerenciales en empresas mineras de primer nivel en distintos países. He visto el impacto positivo que puede tener la minería en la gente, en las comunidades y qué desafíos tiene el sector que es, desde mi punto de vista, muchas veces malentendido, donde no se ve fácilmente el enorme impacto positivo que tiene el sector para el desarrollo humano.
-Qué ha podido notar en base a los distintos destinos en los que ha desarrollado su actividad sobre Argentina. ¿Qué nos diferencia? ¿Cómo son los trabajadores argentinos?
-Yo he podido trabajar en ocho países en Europa, en Norteamérica, en Centroamérica y en Sudamérica. Argentina es un país culto, donde la gente lee mucho, se interesa y tiene su carácter. Son personas, en lo general, muy accesibles y no diferencian por status social, gente abierta y que quiere disfrutar de la vida incluso en el trabajo. Yo nunca me sentí como extranjero o extraño en este país. Son personas apasionadas por lo que hacen, cuando uno quiere liderar equipos en Argentina tiene que conectarse personalmente, emocionalmente, con el personal, con los pares, para ser reconocido como un líder que la gente sigue. A mí me gusta trabajar con argentinos. Aunque todos son distintos, me gusta la apertura mental, la pasión que ponen en el trabajo y que dicen lo que piensan. Yo disfruto trabajar en este ámbito. Aún en un país que tiene sus desafíos y dificultades. Yo creo que los argentinos han podido adaptarse y que con un buen equipo se puede gestionar y ser exitoso en cualquier ámbito.
- ¿Se puede “tener vida” con un trabajo tan demandante?
-Ser exitoso, ser profesional en cualquier ambiente, requiere mucha dedicación y horas porque uno quiere ser competente y tener éxito. Es un sacrificio que hay que hacer. A mí me gusta el trabajo, soy dedicado, me gusta aprender en forma continua. Esto requiere tiempo que se resta en otras partes de la vida. Además, tengo expectativas altas con las personas con las cuales estoy trabajando, quiero y creo poder hacer una diferencia positiva con mi equipo. Son todos muy capaces, apasionados, comprometidos, con una dirección que es hacer posible el desarrollo del proyecto en el que estamos, queremos hacer realidad Los Azules y esto requiere mucho sacrificio.
- ¿Cómo es la rutina de Mike Meding? Cuáles son los aprendizajes que trae viajar tanto y conocer las idiosincracias de distintos sectores sociales
-Mi trabajo depende mucho del estado en que se encuentra el proyecto. Cuando llegué a McEwen Copper como su gerente General, que incluye la gerencia general de Los Azules, éramos 35 empleados. Como gerentes tenía al de Administración y Recursos Humanos, un gerente de Construcción -que vivía en Nueva Zelanda- y un director del Proyecto que vivía en EEUU. Esto lo cambié. Hoy tenemos una Gerencia comprometida y 99% integrada por sanjuaninos, con la excepción de mi director del Proyecto que es americano pero que vive con su esposa aquí, además de Fabio, que es de Mendoza, pero que tiene mucha experiencia minera en San Juan. Tener gente capaz en las distintas funciones me permitió enfocarme no solo en el desarrollo del proyecto en sitio y trabajar con mi director del Proyecto en la confección de los estudios técnicos, sino también trabajar fuertemente en el financiamiento internacional, para lo que hubo que hacer muchas presentaciones a los mercados de capitales, a Bancos y a posibles socios en su momento. Tengo la suerte de contar con el apoyo del CEO del grupo McEwen Mining, Rob McEwen, y de los ejecutivos en Canadá en todos estos trabajos. Funcionamos muy bien juntos, aparte de mi cargo corporativo en Los Azules y Elder Creek en EEUU, también soy el representante de McEwen en Minera Santa Cruz, un JV entre Hochschild y McEwen (51%:49% respectivamente), pero mi enfoque principal es el desarrollo del proyecto Los Azules, el activo más importante que tiene el grupo McEwen hoy en día. Haber podido trabajar en distintos países, en muchas empresas internacionales, me ha permitido desarrollar un gran respeto y entendimiento de las distintas culturas y de sus idiosincrasias. También creo poder ver las ventajas y desafíos de los disantos países en donde me pude desempeñar. Creo que Argentina tiene una chance histórica que no creo que se repita en estos momentos con el ciclo de los comodities, la transformación de la matriz energética a un mundo más verde y menos contaminante. Esto requiere de una cantidad enorme de recursos naturales, la Argentina tiene muchos de ellos y puede recuperar espacio en el desarrollo mundial en poco tiempo. Esto requiere aprovechar esta oportunidad, que se hagan las cosas bien a nivel nacional y se entienda el momento histórico que se vive.
- ¿Cuál fue la primera sensación que le dejó San Juan?
-Mi primera sensación de San Juan fue que me sentí transportado a un lugar como lo vi en las películas del lejano Oeste, una provincia inhóspita en muchos lugares, mucha montaña, desierto y muchos desafíos para que la provincia se pueda desarrollar. Luego esa visión se transformó. Me enamoré de su gente, de sus paisajes, de su cultura, de cómo ha ido creciendo con la minería.
- ¿Por qué decidió invertir en San Juan en un negocio tan distinto como lo es una cervecería?
-Porque creo en el futuro de San Juan, creo que los sanjuaninos tienen una chance enorme. La gente que ve los cambios a diario tal vez no ve los pasos enormes que ha hecho la provincia en los últimos 12 años y que yo he podido observar en primera persona. Además, creo que en Argentina la gente siempre va a querer encontrarse con su familia y pasar un rato con amigos. Lo digo como alemán, la cerveza artesanal en San Juan tiene muy buena calidad. A la gente le gusta salir y tomarse una buena cerveza. Además, en su momento, fue un tema de “supervivencia” podríamos decir. Es que no había mucha cerveza buena y mis socios, Carmelo y Juan José, hacían una muy buena, pero en cantidades pequeñas. Y yo creí en ellos y su empuje y el futuro de la cerveza artesanal, por lo que me sumé a esta aventura.
- ¿Qué hace en sus ratos libres? ¿Cuáles son sus pasiones? Adoptó alguna argentina, como el mate
-En mi tiempo libre leo mucho, me junto con amigos y hago asados. Llevo cientos de asados hechos por mí en San Juan y me dicen que son comibles…, Tomo mate, principalmente durante viajes en vehículos cuando tengo un copiloto que lo ceba. Voy al gimnasio, hago natación y cuando puedo salgo a andar en bici o entreno con la bici en casa.
-Cómo se lleva con los idiomas, el español en particular
-Llevo más de 15 años en Latinoamérica y la lengua principal de mis hijas es el español. Creo que me manejo bien.
- ¿Tiene amigos en San Juan? ¿Cómo definiría a los sanjuaninos?
-Una cantidad grande diría. Es difícil hacer seguimiento y juntarse con todos los que uno quisiera por la disponibilidad del tiempo, teniendo un trabajo desafiante y siendo apasionado en lo que hago.
-Extraña algo de su Alemania natal o ya se considera un ciudadano del mundo
-En 1998 viví en EEUU, me fui de Alemania en 2001 y no he vuelto más que por vacaciones. Claro que hay cosas que uno extraña, familia, algunas costumbres y amigos, pero ya hace mucho tiempo que estoy viviendo en distintos lugares del mundo.
- ¿Qué le parece la siesta? Es compatible con un alemán trabajador full time
-La siesta en el ámbito minero no existe. Cuando llegué a San Juan había algunos contratistas que hacían siesta y había que respetar usos y costumbres, pero incluso ellos se adaptaron. Hoy trabajamos de corrido la gran mayoría de las contratistas y proveedores.
-Alguna anécdota que le haya dejado San Juan
-Muchas, y todos los días se agregan algunas. Para mí es un lugar atractivo, que puede tener mucho más desarrollo y progreso del que ya ha tenido. Mis salidas en bici en la montaña (y algunas caídas, me parece que los cactus me quieren mucho), escalando el Tres María, viendo las distintas viñas, pasando por algunas rutas desafiantes, como por ejemplo la ruta vieja entre Jáchal e Iglesia, que es muy bonita, pero requiere mucha concentración al volante. Barreal, con su calle principal, muchos lugares con anécdotas o recuerdos con amigos.
-Se puede armar un “hogar” en una vida de tantos viajes
-Yo soy flexible en este sentido, me siento rápidamente a gusto donde estoy, creo lazos a largo plazo con personas y con mi equipo. Pero hay que decir también que Argentina, y sobre todo San Juan, lo recibe a uno siempre bien.
-Le gusta la música, le gusta el cine, tiene una mascota
-Me gusta la música argentina, el rock argentino. Hace poco fui a un concierto de un grupo que antes no conocía, que se llama Divididos y me encantó. También me gusta la música electrónica que en Argentina también se puede escuchar y hay muchos eventos donde uno podría ir. Voy al cine, pero hoy veo muchas películas que me interesan a través de Netflix, Amazon Prime o Disney en forma directa. Me gusta ver las películas en su lenguaje original. Tengo una mascota, se llama Bella y es una gata siamesa de 8 años. También tenía perros que rescatamos de la calle, pero los tuve que dejar cuando fui a vivir a Cuba en su momento. Gracias a Dios encontramos una familia que le encantan los animales y se quedaron con los dos perros. Bella se quedó cuidando mi casa que tengo en San Juan y hasta el día de hoy me recibe con mucho cariño cada vez que llego
Tiempo de San Juan