Juan Crisóstomo Lafinur marcó una época de la educación en Mendoza y el país

  • 30 de marzo, 2021
El educador, de origen puntano, tuvo un destacado desempeño en nuestra provincia, pero también sufrió desilusiones que lo obligaron a exiliarse en Chile, donde murió en agosto de 1824

 

POR CARLOS CAMPANA

Fue tío bisabuelo de Jorge Luis Borges, uno de los más grandes exponentes de la literatura y la poesía argentina. Filósofo, poeta, militar, jurisconsulto, músico, artista y político, este multifacético personaje destelló con su genialidad en los salones de la sociedad argentina de principios del siglo XIX, pero también por sus ideas liberales y republicanas muy adelantadas para su época, fue combatido y degradado por sus enemigos que lo desterraron hacia el país trasandino. Controvertido, polémico, melancólico, este educador nacido en San Luis se llamaba Juan Crisóstomo Lafinur y en 1822 dejó una huella importante en nuestra provincia a través de su prédica en las aulas mendocinas.

El pueblo con fiebre de oro Lafinur nació en la Cañada Honda, muy cerca del valle de La Carolina, provincia de San Luis, el 27 de enero de 1797. Fue hijo de la cordobesa Bibiana Pinedo y Montenegro y del español don Luis de Lafinur. El matrimonio se instaló en La Carolina, en aquel tiempo polo minero de gran atractivo para cientos de aventureros que llegaban de todas las regiones para buscar el precioso metal llamado oro. Este fenómeno que se produjo en toda la región de Cuyo, también le había dado un gran crecimiento a aquella pequeña aldea que se pobló rápidamente gracias a la minería alentada por el Virreinato del Río de la Plata, pero a partir de 1808, cuando se produjo en España la crisis institucional, también repercutió en estas colonias lo que hizo que el laboreo de las minas se interrumpiera en ese lugar. Esto causó que muchos de los pobladores de la región se marcharan a otros lugares, como fue el caso de los Lafinur, quienes partieron hacia a Córdoba para establecerse allí definitivamente.

Córdoba, su lugar de formación

Luego de instalarse en la ciudad mediterránea, el joven Juan Crisóstomo ingresó en el Colegio Monserrat para luego inscribirse en la Universidad de Córdoba, en momentos en que se desarrollaban los sucesos de mayo de 1810. Aquel estudiante sobresalió en esa alta casa de estudios, pero después de cuatro años de cursar varios grados universitarios, fue expulsado. Luego, el bachiller, licenciado y maestro de artes iba a abrazar con fervor la causa patriota al incorporarse al Ejército del Norte del general Manuel Belgrano.

Soldado en Tucumán

El soldado cuyano partió rumbo a Tucumán con el ejército patriota y posteriormente se integró como alumno en la Academia de Matemáticas para oficiales de Artillería. El teniente Lafinur solicitó la baja en el Ejército del Norte, que le fue concedida el 14 de septiembre de 1817. Unos meses después partió hacia Buenos Aires, donde se incorporó a la Sociedad para el Fomento del Buen Gusto en el Teatro, creada con el apoyo del entonces director Supremo Juan Martín de Pueyrredón.

Un iluminado en la sociedad porteña

La llegada de Lafinur a Buenos Aires produjo un gran impacto en la sociedad porteña, lo que le hizo destacarse rápidamente en aquellos salones en donde se hablaba de política, educación y cultura. Escribió poesías y se abocó a las composiciones musicales para acompañar al actor Ambrosio Morente en sus representaciones teatrales. Allí mismo se vinculó con Camilo Henríquez, un exsacerdote chileno de ideas liberales que era periodista y escritor teatral. Fue en aquel momento que el puntano se entregó de lleno al periodismo y colaboró en El Censor y en El Curioso. También escribió en el periódico El Americano, de Pedro Feliciano de Cavia. Sus escritos eran siempre a favor de la organización liberal democrática de las entonces Provincias Unidas del Sud. En 1819 se abrió el Colegio de la Unión del Sud y Lafinur ganó el concurso para la cátedra de Filosofía, función que ocupó hasta 1820. En ese colegio el catedrático intentó introducir a sus alumnos ideas liberales basadas en filósofos franceses y británicos que eran muy avanzadas para la época y que tocaron muy de lleno al conservadurismo de muchos intelectuales y también del clero. Fue en ese año que el educador se incorporó a la logia masónica Valeper, sociedad secreta de pensamiento libertario que en aquel momento tuvo una gran influencia en el destino del país. En 1821 el territorio vivía momentos de luchas internas entre federales y unitarios, pero durante el gobierno de Martín Rodríguez se iniciaron profundos cambios a favor de las ideas que también impulsaba el filósofo cuyano. En ese año se creó la Universidad de Buenos Aires y la carrera de Filosofía, a la que Lafinur no pudo acceder como profesor. Mientras tanto, la imagen del educador era maltratada por parte de un sector de la intelectualidad porteña, lo que hizo que iniciara su éxodo a Mendoza.

Su desilusión con Mendoza

El joven Lafinur llegó a nuestra provincia en 1821, durante el gobierno de Tomás Godoy Cruz e inmediatamente se unió a la filial en Cuyo de la logia Valeper y se vinculó con la alta sociedad mendocina. En el Colegio de la Santísima Trinidad –que reunía alumnos de Mendoza, San Juan y San Luis– Lafinur enseñó filosofía, literatura, música y francés. Su enseñanza estaba basada en ideas liberales y esto molestó profundamente a algunas autoridades civiles y eclesiásticas, que intentaron desplazarlo de su cátedra. En enero de 1822, el flamante gobernador de Mendoza Pedro Molina y su ministro Pedro Nolasco Videla fundaron la Sociedad Lancasteriana de Mendoza, de corte liberal, a la que incorporaron al puntano. Varios fueron los descontentos por los que una parte de la élite mendocina comenzó a rechazar a Lafinur en su círculo. Por un lado, el Cabildo lo consideró pernicioso para la juventud por enseñar nuevas ideas, y por esa causa sus miembros intentaron presionarlo para que se exiliara. Otro fue un incidente producido en el mes de mayo de ese año durante la conmemoración de las Fiestas Mayas, a lo que se agregó la envidia de algunos personajes influyentes que se vieron ofuscados por la genialidad del educador, lo que hizo que su persona fuese agraviada. Sin poder sobrellevar la penosa situación, Lafinur partió hacia Chile a finales de 1822.

Exilio y muerte en Chile

Cuando llegó al país trasandino, fue recibido por varios amigos que lo ayudaron a establecerse en ese lugar. Entre ellos se encontraba Camilo Henríquez y los argentinos Gabriel Ocampo y Bernardo Vera, quienes les brindaron todo su apoyo. En la Universidad de San Felipe se graduó en Derecho Civil y en 1823 empezó a trabajar como abogado en sociedad con Bernardo Vera, autor del Himno Nacional de Chile. También se vinculó al periodismo trasandino publicando en varios periódicos y ese mismo año se casó con Eulogia Juana de Dios Nieto Muñoz y Escobar, perteneciente a la alta sociedad santiaguina.

A fines de julio de 1824, Lafinur sufrió un accidente con su caballo y agonizó por más de 15 días al quedar con su hígado totalmente destruido, y finalmente falleció el 13 de agosto de ese año. Tenía 27 años de edad y su cuerpo fue sepultado en el panteón de los próceres chilenos en el Cementerio General de Santiago. El 24 de abril de 2007 sus restos fueron repatriados a la Argentina y actualmente descansan en La Carolina (San Luis), a pocos pasos del Museo de la Poesía Manuscrita que lleva su nombre.

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