Para la diputada de izquierda, "La megaminería contaminante, el fracking y los agrotóxicos son tres aspectos de la política extractivista y predatoria en América Latina, y Argentina no es la excepción".
Valeria Foglia
@valeriafgl
A través de una campaña de placas ilustrativas, Myriam Bregman denunció la situación actual del medioambiente de norte a sur del país, donde, por el modelo basado en el saqueo y la expoliación de recursos y bienes de la naturaleza (extractivismo), se ven amenazadas comunidades y ecosistemas.
Ocurre con el uso de agrotóxicos en zonas rurales, donde el agronegocio avanza en desmedro de la salud de los habitantes. "Vidal y su ministro de Agroindustria, el ex-Monsanto Leonardo Sarquís, habilitaron fumigaciones aéreas y terrestres con agrotóxicos sin restricción a partir del 1° de enero", advierte Bregman.
En Neuquén ya empezó la campaña electoral: todos los candidatos, a excepción de Raúl Godoy del FIT, hablan de los "beneficios" de Vaca Muerta, pero nada dicen acerca de que las millonarias ganancias de las petroleras son a costa de precarización, contaminación del agua, saqueo y hasta muertes obreras. La diputada destacó que "los ríos y lagos de Neuquén están bajo candado o envenenados por la acción de las petroleras, que con su método de fractura hidráulica (fracking) extraen hidrocarburos arrasando con todo lo demás, territorio mapuche incluido".
"Ocurre de norte a sur del país, gobierne quien gobierne, ya sea peronista, PRO o radical", plantea Bregman sobre la megaminería contaminante, resistida por comunidades enteras de todo el país, algunas de las cuales han logrado poner freno a la voracidad de multinacionales que extraen minerales con métodos que dañan el medioambiente y ponen en riesgo a miles con los frecuentes derrames de agua cianurada, cobre y otros residuos químicos, como pasó en Veladero (San Juan).
Pone en peligro glaciares, ríos y lagos. Destruye montañas. Cada tanto un derrame contamina localidades enteras con agua cianurada, cobre y otros residuos químicos, como pasó en Veladero (San Juan). Días atrás en Brasil se rompió una represa que usan para desechar químicos e inundó un pueblo entero, causando muertes y desapariciones. Consume enormes porcentajes de energía y decenas de millones de litros de agua por día en las provincias donde logra asentarse. La mayoría de los emprendimientos están en manos de compañías de Canadá, Suiza, Finlandia y Suecia. En algunos casos, como en Tucumán, tiene condenas firmes por grave daño ambiental e impacto tóxico (Minera Alumbrera). Compra voluntades para avasallar toda ley, expoliar la naturaleza y poner en riesgo a comunidades enteras. No paga retenciones. Eso es la megaminería.
Ocurre de norte a sur del país, gobierne quien gobierne, ya sea peronista, PRO o radical. Solo la fuerza organizada de habitantes, organizaciones socioambientales y pueblos originarios resiste proyectos, como en Esquel, Famatina y Andalgalá. Y en Mendoza siguen defendiendo la ley 7722 que impide la megaminería. Cambiemos busca destrabar decenas de proyectos mineros a pesar de haber en el país varios conflictos socioambientales contra esta actividad y de que esté prohibida en Tierra del Fuego, Chubut, Río Negro, Neuquén, Mendoza, Tucumán, San Luis y Córdoba.
¿Y todo esto por qué? Quieren sacar el oro de la tierra y ponerlo en bóvedas para la especulación a costa de derrochar y envenenar el agua.
No a la megaminería, que en Catamarca (Alumbrera) o San Juan (Barrick Gold), por ejemplo, puede ocasionar crímenes sociales como el de la minera Vale en Brumadinho (Brasil). Hay que renacionalizar los recursos naturales bajo control obrero y de especialistas. También rechazamos la minería que ponga en riesgo el ambiente glaciar y derroche los recursos hídricos, necesarios para la economía y la vida misma de las comunidades.
La Izquierda Diario