Chubut: A dos meses de los ataques, la democracia vale poco y nada

Hace dos meses, un grupo de personas, varios de ellos armados de bombas molotov, palos, piedras, restos de escombros que arrancaban de veredas y canteros, emprendieron un ataque al diario.

 

Hace exactamente dos meses, una cantidad importante de personas, varios de ellos armados de bombas molotov, palos, piedras, restos de escombros que arrancaban de veredas y canteros, emprendieron un ataque furioso y fulminante contra diario EL CHUBUT. Destruyeron y quemaron la planta baja y no hubo personas muertas por milagro. La redacción y la planta de producción ocupaban en ese momento a más de 30 personas en diversas tareas, que nunca dejaron de hacer el diario para salir a la calle de todos modos, como fuera.

Mientras del otro lado de nuestras vidrieras, una patota enviada por algún autor ideológico que la Justicia debe determinar, intentaba silenciarnos a piedra, palos y fuego. Afortunadamente, nunca llegaron al primer piso. Habría ocurrido una masacre de proporciones históricas.

El hecho que hoy traemos a colación se produjo en una fecha -20 de diciembre- que trae dolorosos recuerdos a los argentinos. El atentado a nuestro diario fue exactamente a 20 años de aquellos sucesos que acabaron con el gobierno de Fernando De la Rúa. Una coincidencia triste que nos hace reflexionar sobre el verdadero valor de la democracia.

Poco antes del ataque al diario, grupos similares destrozaron la Casa de Gobierno en Fontana 50, en Rawson, hasta reducirla a escombros y dejarla inutilizable. Se trabaja contrarreloj para dejar la Legislatura a punto para el 1 de marzo ya que también sufrió destrozos. Y el colmo de los ataques ocurrió en una Fiscalía. El fuego provocado por los «antisistema» que se oponían a la minería y a la ley de zonificación, terminó quemando por completo un expediente de corrupción. Hubo que sobreseer a una cantidad importante de ex funcionarios y personas relacionadas al poder tiempo atrás, en la «Causa Lotería». Peor resultado e imbecilidad más grande en estos supuestos «justicieros» del ambiente, no se consigue.

El ataque al diario EL CHUBUT no fue solo de antimineros furiosos. Aquella marcha estuvo contaminada por marginales del delito y de cierta militancia, motivados o pagados por alguien, para provocar el atentado. Penosamente, en Trelew, el «bajofondo» de la marginalidad y de la política, tiene vasos comunicantes. El poder local sabe que le cabe responsabilidad política en el peor atentado a la libertad de expresión que se ha vivido en la Argentina, luego del asesinato de José Luis Cabezas el 25 de enero de 1997. Está comprobado, además, que en el ataque a EL CHUBUT participaron personas integrantes de movimientos «adscriptos» al sector político que comanda el intendente Adrián Maderna.

  EL ATENTADO. Criminales escudados en una marcha antiminería lanzaron bombas incendiarias y dañaron instalaciones en el primer piso de EL CHUBUT. Un ataque salvaje que tuvo cómplices encubiertos.

Pero habrá que esperar una larga investigación judicial, un juicio y sus apelaciones, para que se determinen las responsabilidades de todos. No solo de los que arrojaron las bombas molotov. También de quienes idearon, alentaron, organizaron y promovieron el ataque.

El Código de Procedimientos Penales de Chubut, años atrás, era adelantado, y uno de los más modernos y ejecutivos del país. Permitía rápidamente audiencias de control de detención, para poder avanzar en los procesos penales y asegurar además las garantías y los derechos procesales de los sospechosos. Pero -se sabe- los usos y costumbres terminan deformando las mejores prácticas. Hoy los fiscales se encuentran con que en audiencias de control, muchas prisiones preventivas «se caen». Porque el nivel de prueba que se exige a los acusadores es casi tan intenso como el que se requeriría antes de una sentencia. Hay una corriente que sostiene que las prisiones preventivas son condenas anticipadas. Debe comprenderse que la finalidad es otra: proteger pruebas, testigos, testimonios, y evitar fugas durante el proceso de investigación. El Código Procesal de Chubut requiere nuevas reformas que protejan a las víctimas, y no a los delincuentes. Todas las personas que participaron de los ataques vandálicos gozan de libertad más allá de estar imputados. Con las pruebas que había, tales decisiones conspiran contra la claridad, celeridad y eficiencia de la investigación. Algo que siempre pasa cuando hay política en el medio.

A la vez, el ministro de Seguridad, Leonardo Das Neves, al igual que ocurre con aquellos que promueven las tendencias judiciales abolicionistas, parece haber comprendido su función exactamente al revés. En vez de cuidar a las víctimas, o a quienes pueden serlo, se ocupa de ir «desarmando» a la Policía, sobre todo en hechos vandálicos como los que nos preocupan. No sea cosa que algún uniformado crea que deba detener o reprimir la acción de alguien que está incendiando un edificio, con la potencialidad de matar con sus bombas caseras. El debut en la gestión de Das Neves al frente del ministerio fue permitir que las hordas arrasen con los edificios públicos. Luego, el ataque al diario. Más tarde, memos administrativos y decisiones confusas que le quitan radio de acción a la Policía incluso para defenderse. Faltaría ahora que un miembro de la Policía deba pedir permiso a un superior para filmar un procedimiento, o para detener a alguien en flagrancia. Deberá el ministro ocuparse de su área de una vez, y de paso, tener algún plan de seguridad para contener el delito que resulta opresivo.

LA RECONSTRUCCION. Horas después de la agresión criminal, personal del diario comenzó tareas de limpieza y reacondicionamiento de las instalaciones dañadas. EL CHUBUT sigue adelante.

Los golpes, los palos, las piedras, el incendio, resultaron extremadamente dolorosos. Pero no nos hicieron retroceder ni un milímetro en nuestras convicciones. Por eso colgamos aquella bandera argentina gigante, que nos identifica y nos envuelve, desde la terraza del edificio horas después del ataque. Ahora, el comportamiento de muchas personas que dicen vivir en democracia, pero que desde las redes sociales alentaron, justificaron, y aplaudieron el ataque, nos generó estupefacción, asombro, y pena. Es la prueba de que en todos estos años y especialmente en Trelew, cuna de la democracia de esta provincia, hemos perdido ciudadanía, educación y comportamiento cívico.

Aguardaremos pacientemente los seis meses de investigación penal. Es el tiempo que tomará la Justicia para elevar a juicio la causa, o desestimarla. Esperamos que tanto en la investigación como en el juicio posterior, caigan las máscaras de todos aquellos que fingen ser probos, democráticos, y preocupados y sensibles por su comunidad, mientras a la vez toleraron, permitieron o alentaron un intento homicida de prender fuego un diario, con sus periodistas y trabajadores dentro. O que facilitaron logística para los ataques a los edificios símbolos de la institucionalidad, en Rawson. La ciudadanía merece saber quiénes son, en realidad

El Chubut